sábado, 10 de enero de 2015

POEMA XXVII- AMOR MUERTO. AKASHA VALENTINE. ED. REEDITADA.


POEMA XXVII- AMOR MUERTO. AKASHA VALENTINE. ED. REEDITADA. 

No, no es un sueño, porque si así lo fuera entonces al despertar todo acabaría, y ya no me quedarían ni recuerdos ni emociones aún latentes en mi corazón, y olvidaría casi por completo la forma en la que tus líneas dibujan el contorno de tu cara, y dejaría de intentar adivinar la hondura de las cuencas de tus ojos al mirarme en ellos para ver cuán profundo puedo sumergirme en el iris de tus ojos. Tal y como tú dices, si hoy acabase todo dejaríamos de darle importancia y valor a la idea de reírnos juntos, y aunque para algunos este pensamiento carece de importancia, para mí es la vela que impulsa mi nave y me lleva y me eleva donde nadie más puede alcanzarme. Yo no me planteo las dudas, pues siempre miro de frente a los miedos, y considero que si las segundas oportunidades vuelven, ¿por qué no intentarlo de nuevo nosotros? Y si con una vida no te es suficiente, te daré otra, y otra más, y tantas como quieras o necesites, pues al fin y al cabo las estaciones no se detienen y el invierno anhela al verano pero sabe que no puede amarle porque la primavera está entre medias de ambos.

Y si aun así nadie se rinde, ¿por qué debería hacerlo yo? Al fin y al cabo has sido siempre mi pasado, mi presente y mi futuro, y ahora todos dicen que no volveré a verte, y no quiero creer lo que oigo, porque si eso fuese verdad, entonces, ¿qué debo de hacer con este tonto orgullo que al tiempo dejó la capacidad de razonar en mi nombre? Vuelve, no me dejes atrás, pues la nieve aún sigue estando aquí, en la misma esquina donde la dejamos, ¿lo recuerdas? Y mis dedos tiemblan, y mi corazón se tambalea, he bebido demasiado para olvidar esta pesada carga que la pena me obliga a soportar.

Es como si de repente nuestro mundo se hubiese puesto del revés. Te siento cerca, pero si intento tocarte sé que ya estás lejos de mí, si me niego a cogerte de la mano anhelo sentir la calidad de tus brazos en torno a mí, y en mi cabeza nada tiene sentido, nada excepto tú, claro. Y ahora, dime: ¿qué debo hacer? Pues tú eras mi brújula, guía que siempre utilizaba cuando no sabía qué destino tomar, pues en tu casa o en la mía, en tu cama o en alguna ajena con la que topásemos, siempre encontrábamos la forma de darnos una tregua. Ahora que debo despertar a la realidad me pregunto si no sería mejor idea dejarme seguir aquí soñando, donde el dolor no me hiere, donde la pena no me agota, donde quiera que mire tú sigues estando sólo para mí, amándome como en vida lo hacías antes de que la muerte viniese a por ti.



Akasha Valentine 2015 © http://www.akashavalentine.com

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